Llegamos al Jujuy a las 4:00 am, me caía del sueño y a esa hora no tenía ni la más remota idea hacia donde ir, Karla y Luis estuvieron conmigo durante todo el rato, ellos se seguían para el Paraguay y yo no sabía si quedarme en Jujuy, irme a Tucumán, tomar la oferta a Buenos Aires por 150 pesos de un bus pirata (incluso mejor que los del terminal) o si seguirme con los chicos, en se momento encontramos una empresa que viaja a Clorinda que es la ciudad limítrofe con Paraguay en el Chaco y costaba 130 pesos, otro dilema era que no teniamos pesos y era domingo a las 6:00 am y no había donde cambiar dólares, solo como hasta las ocho en un hotel al lado del terminal un señor nos cambio a 3.2 el dólar y menos mal porque Karla ya se comenzaba a poner de mal humor y mas con mi insoportable indecisión, con los pesos en la mano desayuné lomito argentino que es en sí una hambuerguesa (...) y me cogió el desespero, pensaba que si me seguía para Buenos Aires podría visitar Uruguay pero no podría conocer las Cataratas del Iguazu, durante mi viaje había estado ya en muchas ciudades y ya era hora de fijarme en algo más de paisajes y naturaleza a pesar de haber aprovechado los paisajes bolivianos, en Uruguay solo tendría tiempo para ir a Montevideo y a Punta del Este, me dió la loquera y les dije a los chicos que también me iría con ellos y se los juro que fué la mejor decisión en mi vida!!!, compre los pasajes de bus y a las 10:00 nos fuimos a San Pedro del Jujuy donde el bus hacia el Paraguay pasaría por nosotros desde Salta, llegamos a San Pedro antes del medio día y durante todo ese rato me puse a conversar con este par de chilenos tan queridos y de veras que se quedaron en mi corazón pues son una pareja muy bonita, compramos empanadas, arroz con verduras, agua mineral, refresco de manzana y paletas de agua y más agua; en el baño del terminal me hice el bañado del gato con los pañitos humedos que me dió mi mamá en Medellín, hacía un calor horrible, me sentía deshidratado y a pesar de que me limpié comenzaba a oler maluco :(, después de esperar tirados en el piso leyendo y durmiendo como 6 horas llegó el bus, me sorprendí mucho de mi mismo por haber sido tan paciente en todo ese rato, pues quienes me conocen saben bien acerca de mi gran ansiedad, solo recordaba que estaba en Argentina y que había llegado ya muy lejos; me fuí leyendo mi guía de Lonely Planet y pensando la vida, como a las nueve de la noche el chofer del bus paró en un restaurante que a lo último nos dimos cuenta de que era de su esposa (tan vivo, parecía paisa) y allá comimos más empanadas con Fanta, Karla y Luis habían sido una gran compañía para mi durante todo ese tiempo, lástima que al día siguiente nos tendríamos que despedir para continuar con nuestros rumbos diferentes, en medio del Chaco argentino rodaban las llantas del bus en aquel domingo extraño de mi vida, a veces sentía infinitos deseos de estar en casa con mi familia y mis perritos, veía la luna por la ventana del bus y solo hacía de cuenta que todos ellos en ese momento la miraban también solo que yo ya había vivido 3 horas más de la vida en la Argentina, imaginaba el estudiado e inborrable mapa de Suramérica en mi mente y solo observaba lo lejos que me encontraba ya de ese pedacito de tierra llamado Rionegro que por 13 años de mi vida me ha visto crecer, pensaba en mis sueños y en uno tan importante que estaba viviendo ya y lentamente iba terminanado un día más de mi vida, un día mas de mi sueño lleno de historias y cosas buenas que contar.
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