miércoles, 11 de febrero de 2009

DIA 41 Providencia


Llamé al otro Jorge (el chileno) esa mañana para preguntarle acerca de un buen lugar para sentarme a leer, me dijo acerca de una biblioteca nueva pero finalmente visité la Biblioteca Nacional que esta muy cerca al Cerro Santa Lucía, antes de entrar tenía ganas de comerme un completo (perro caliente) de desayuno!!!!, entré a un lugar de por cierto bastante económico (al igual que muchos otros en el viaje) y pedí uno ($1050), la chica me puso dispensadores de salsa a la mano y yo le eche una salsa roja que cualquiera supone que es ketchup, cuando pegué el mordizco mi cara se puso colorada y me puse a llorar de lo putamente picante (mucho más que el ají de gallina de Cuzco)...era salsa de chile!!!; despues de tomarme todo el líquido que pude se me pasó un poco pero luego no me podía aguantar las gastritis tan brava, entré a la biblioteca y me parecío más un museo que otra cosa, en donde todo parecía intocable luciendo como reliquias superpuestas en muebles de hasta dos pisos, el sitio me pareció tan aburrido!, daba vueltas y vueltas y jamás pude encontrar el lugar del que me hablaban para sentarme a leer; me fuí caminando hasta la Plaza de Armas de nuevo y en el camino conocí el Ex-Congreso Nacional y el Palacio de Septiembre justo detrás de la Catedral de Santiago; almorcé y luego me fuí a donde Schuyler el cubano que estaba en su apartamento, cuando llegué como siempre tenía su puerta abierta, sentado fumando y leyendo sus libros acerca de Fidel al son de múscia caribeña, Schuyler me pareció muy gracioso desde el momento en que lo ví, conversamos y planeamos visitar el barrio Providencia que aún no había conocido y como a las 4:00 pm llegamos y nos sentamos en un restaurante a seguir conversando y a tomar una cerveza; Providencia es un barrio bastante grande y comercial de Santiago, muchisimas tiendas y cafés se encuentran allí, a eso de las 6:30 nos despedimos, hice unas compras, tomé el metro y cuando llegué a la estación Escuela Militar de nuevo se apoderaba el desconsuelo de mi al no saber por donde caminar, siempre me sucedía, era como si me taparan los ojos y me llevaran a otro lugar en donde los abría de nuevo totalmetne desubicado, ubiqué la escuela y comencé a caminar por un lado, todo era tan diferente, le pregunté a una chica en donde quedaba Vitacura y pues andaba más perdida que yo al señalarme el occidente y luego el sur (queda al este), caminaba y caminaba con un montón de paquetes en la mano, no podía tomar el Trans Santiago porque no tenía la tarjeta Bip que es con lo único que puedes pagar, un taxi es costoso en esta ciudad así que seguí simplemente caminando cuando voy mirando a un lado de la calle y veo la Embajada de Colombia allí con el escudo y la bandera tricolor en el balcón de la casa, depronto me dió algo de tristeza sentir que estaba tan lejos de casa pero a la vez contento se saber que solo faltaban dos días para estar ahí de nuevo, al haber visto la embajada aseguraba de que estaba perdido ya que nunca la había visto y ya era la cuarta vez que pasaba por allí, pero no, al cabo de un rato me ubiqué de nuevo en el mapa y pues sabía la dirección, llegué al apartamento como a las 8:30, Jorge aún no había llegado pero al cabo de unos minutos entró, lo único que hicimos fué conversar, comer, ver TV y jugar Wii (no estoy haciendo publicidad), fué demasiado divertido y ya tarde en la madrugada me fuí a dormir después de que ví una pelicula demasiado charra y de que Jorge se levantara a cocinar spaguetti en plena madrugada.
Los días del viaje ya se habían agotado, solo era esperar mi vuelo de regreso a Colombia, realmente no encontraba mucho por hacer a pesar de que Santiago es tan grande, tenía muy poco dinero y no podía cambiar más dólares, había permanecido mucho tiempo en esta ciudad aunque me hubiera gustado conocer Puerto Montt, Osorno y La Serena, pero finalmente pude conseguir descansar y relajarme un poco, solo quedaba recordar los momentos maravillosos y el haber sabido interpretar los percances como una buena forma de aprendizaje para la vida, extrañaba tantos lugares, tantas personas que se habían quedado en mi corazón pero sobretodo a toda mi familia, quería dormir en mi cama y desayunar arepita con quesito; no podía creer que lo hubiera hecho, pude vencer la idea de ver las cosas imposibles y lejos de vivirlas, sabía y sentía que era un ser humano más libre con una gran capacidad para decidir por mi mismo, apredí a confiar en mi y a descubrir lo que puedo hacer, a desarrollar un sentido de percibir el planeta de otra forma hasta el punto de pensar que no es tan grande como creía, el mundo dejo de ser lo que era para mi antes de haber decidido recorrerlo con una mochila al hombro y de dejarme sorprender por su magestuosidad, había transitado ya por sus venas, había visto ya mucho de sus gentes...pues supe que soy parte de él, finalmente mi cuerpo esta hecho de lo que él esta hecho.

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