Había concretado con Jorge el venezolano llegar temprano para ir a conocer otros lugares, Jorge el chileno quedó de verse conmigo a las 2:00 pm, en medio de no saber que más hacer simplemente me fuí para el barrio Brasil del que Helen (mi amiga de New Jersey que conocí en Buenos Aires) me había hablado, ya que le pareció algo particular, llegué allí a pié desde la estación La Moneda, el barrio Brasil es algo viejo, sus estructuras lo dicen, grandes casas de diferentes colores con fachadas desgastadas, me senté en un parque en donde había una reunión masiva de todos los emos de la ciudad, solo veía un montón de muchachitos y muchachitas vestidos de negro, fucsia y morado con los ojos tapados parcial y hasta totalmente por el negro cabello (no tengo nada contra ellos, solo me parecen algo notables), caminé un rato y comencé a averiguar precios de botellas de vino que quería llevar para Colombia (pues si no llevo vinito hágase de cuenta como si nunca hubiera estado en Chile), la mochila estaba muy pesada pero no creía que pesara más de 20 kg de peso y fuera de eso podía llevar 8 kg de equipaje de mano, asi que podía llevar varias botellas, estaba aterrado de lo barato que eran, dos litros de uno que consumimos mucho en Colombia pero del que no haré publicidad (al menos de que me paguen por eso :P) costaba solo $2050 chilenos, osea algo así como $8000 colombianos, pero ni modo de comprarlos en ese momento, pues tendría que cargar las botellas todo el día y ni modo!, me fuí para la Plaza de Armas de nuevo (creo que ya me conocían allí o quizás me habrían empezado a investigar de tanto dar vueltas y vueltas todos los días), me senté entre un tipo con cara de pervertido sexual y otro que tenía un periódico (algo así como la amarillista Chiva o actual Q´hubo colombiano) en sus manos, esperé a que lo desocupara y le pedí permiso, el hombre muy gentil pero algo sorprendido me lo entregó (creo que los chilenos no hacen ese tipo de cosas, solo los colombianos...?) y cuando comencé a leer me moría de la risa con la cantidad de dichos chilenos que habían allí como por elemplo: en chileno mandarlo a freir monos es en colombiano mandarlo a la puta mierda y cosas por el estilo!; ya casi eran las 2:00 pm y me moría del hambre, Jorge llegó después de un rato y nos fuimos para el Fernández Concha a tragar, me comí un Churrasco y nos pusimos a conversar de nuevo de Cafh (Coorporación para la Cultura Espiritual) que está en todo el mundo, de la vida y de sus travesuras (pues las de la vida!); nos fuimos a un mercado artesanal en donde compré un bolso de lana divino, luego me acompañó a un supermercado a comprar cajas y botellas de vino (no crean, tuve que cambiar más dólares para eso) y después nos fuimos a comer helado y a sentarnos en un centro comercial, hablamos y hablamos de muchos temas, Jorge es un tipo realmente estupendo con una forma de ser muy bonita, nos despedimos ya que debía llegar al apartamento más temprano para salir con el otro Jorge.
Una vez más llegué a la estación de la Escuela Militar y esa vez estaba rotundamente decidido en no conseguir perderme ni loco y más con las botellas y una caja de vino!, eran las 5:30 pm, caminaba despacio, esa vez se me hizo más largo que nunca, cuando llegué a casa de Jorge estaba medio dormido pero finalmente me dijo que nos fuéramos a andar la calle, primero fuimos a un parque que esta justo al lado del edificio y que nunca había visto, me gusto bastante pues una especie de lago con patos esta en medio de este, luego caminamos un poco hasta lograr tomar un taxi que nos llevó a un centro comercial que creo (no se si es el nombre) se llama Las Condes; caminamos un poco por el centro comercial y luego Jorge me invitó a comer a un restaurante japonés delicioso, la verdad nunca había probado la comida japonesa y el sushi pero esta vez me arriesgué y no me fue tan mal después de todo, comí un salteado en wok con palitos!!! pueden imaginar, tuve tanta paciencia pero finalmente aprendí a manipular los palitos japoneses!, llegó una amiga de Jorge (la de la foto) también de Venezuela, nos acompañó a comer y estuvimos conversando de Chile, de sus trabajos y otros temas, en realidad me pareció super bacano haber compartido con ellos, si Venezuela no nos pidiera visa a los colombianos, seguro que habría comenzado mi viaje desde Caracas, me llevo una buena impresión de ellos ya que escasamente había tenido contacto con alguno en Colombia. Nos fuimos para otro centro comercial que no recuerdo el nombre y dimos una vuelta para que yo pudiera conocerlo, ya casi a media noche llegamos al apartamento y pues debía ponerme a empacar, me quedé hasta la 1:30 organizando todo, las botellas de vino bien empacadas dentro de la mochila con el fin de que no se quebraran, pues no estaba seguro si las podía llevar como equipaje de mano por no correr el riesgo la aerolinea de que a un loco le dé por romperla y matar a alguien dentro del avión! (algo así me dijeron, aunque yo no soy uno de esos que quede claro!); fué un momento lleno de muchos pensamientos, era la última vez que empacaba ya para dejar de explorar las tierras suramericanas, me llevaba lo mejor de mi experiencia guardado en mi mente en forma de recuerdos inolvidables, mi mochila había descargado el sueño con el que salí de mi ciudad y con el que pasé por ese letrero de SURAMERICA que hay en la salida de Medellín hacia Caldas rumbo hacia el sur, sentía que era el comienzo de una vida llena de aventuras y de viajes por el mundo, sentía además que era el único dueño de mi vida y de mis sueños, sabía que lo podría volver a hacer las veces que quisiera y que nadie me detendría, que solo se trata de luchar por las cosas que nacen del corazón en forma de sueños dentro de una hermosa manifestación que se llama vida que ahora solo se trataba de vivirla de la mejor manera pues al fin y al cabo la experiencia de estar vivo ya no la entendía de la misma forma, había dejado que ella simplemente me sorprendiera.
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