Después de dormir solo dos horas, me desperté a las 4:00 am, Jorge también se despertó para asegurarse de que no me quedara dormido y me levantara, tenía solo media hora para organizarme ya que una buseta del Centropuerto me recogería en la portería del edificio, finalmente llegó, me despedí de Jorge y le dejé una notica de agradecimiento, me monté a la buseta y era el primer pasajero que recogían, así que me fuí a dar vueltas por la ciudad para ir a recoger a otros tres, el vuelo salía a las 7:55 am y aún faltaba mucho; llegué a A. Merino Benitez International a eso de las 5:45 am, es un aeropuerto bastante moderno y grande, fuí a buscar el lugar para hacer mi Check-in y luego a esperar, me tomé un café y luego fuí a mirar almacenes mientras que hacía tiempo, me esperaba un día larguísimo de regreso a Colombia, el vuelo se atrazó una media hora, pero finalmente despegó ligero pues eran más de doscientas personas que volaban a Lima esa mañana, me dediqué a escuchar música y algunas canciones me trasladaron a situaciones del pasado que me hacían recordar mi vida años atrás, recordaba a mi falimia y otras cosas y eso hizo que salieran lágrimas de mis ojos en silencio, cada minuto que transcurría en el avión habían sido tal vez horas mientras permanecía en un bus en esta gran travesía, se acababa lentamente mi aventura, me llevaba lo mejor de ella muy profundo en mi corazón; se me fué volando el tiempo, cuando menos pensé las señales dentro del avión indicaban de que aterrizariamos en Lima, desde el aire observaba una ciudad inmensa y plana hogar de nueve millones de personas, inmediatamente recordé a mis amigos peruanos sobretodo a Stef a quien hubiera deseado ver en ese momento pues solo me llevaba la esperanza de que puediera algún día ir a Colombia, ahora habíamos aterrizado en Jorge Chavez International donde debía esperar mas de tres horas mi vuelo de salida hacia Colombia, me dediqué a escribir en mi diario de viaje que es un pequeño cuadernito verde que llevé a todos lados, ahora eran las 10:00 am en Perú (2 horas menos que Chile), entré a varios almacenes a mirar cosas pero ni modo de haber comprado y la verdad ya llevaba bastantes cosas (aunque si me hubiera gustado haber comprado una bufanda y unos guantes que perdí en Argentina por despistado), ya cuando faltaba solo una hora me senté en la sala de espera en donde conocí una pareja de peruanos queridísimos, me puse a conversar con ellos pues me preguntaban de lugares que ver en Medellín ya que se iban a quedar una semana, a la hora de abordar perdí mi boleto inexplicablemente, la gente me ayudaba a buscar y yo recuerdo haberlo dejado encima de mi bolso, finalmente me tocó esperar a que todo el mundo abordara, miraron en el sistema y me dieron uno nuevo, salimos de Lima a la 1:00 pm, esperaba que dieran almuerzo en el avión pero nada, otra vez me habían salido con una pecueca de sanduche industrial, el vuelo hacía escala en Quito y pues les cuento que tuve la experiencia de aterrizar en el aeropuerto más peligroso del mundo, el Mariscal Sucre está construido en plena ciudad y recuerdo que cuando estuve en Quito al comienzo del viaje, veía los aviones que se metían entre los edificios...horrible!!!, tardamos una hora en la escala, cuando menos pensé en pleno pasillo me encontré con Adriana Echeverri una vecina de mi casa!, cuando nos vimos fue tan gracioso, era como eso de cuando ves a alguien y te preguntas que esta haciendo ahí!, conversamos un rato y le conté de mi viaje al igual que ella, salimos de Quito a las 4:15 pm, estaba mamado, quería ya llegar a Medellín, muy pocas personas veniamos en el vuelo pues casi todos se habían quedado en Ecuador, es triste que casi no vayan turistas a visitar Colombia, a mi lado venía un tipo que había viajado no se cuantas horas desde Madrid hasta Buenos Aires y luego a Lima, de repente dieron de nuevo el anuncio de que aterrizariamos y entre las nubes pude observar el verde de las montañas antioqueñas que me decían: viajero has logrado tu meta...puedes morir en paz. El hecho de haber visto la cantidad de invernaderos de los cultivos de flores y la cantidad de montañas hicieron que me estremeciera, había soñado con ese momento incluso desde antes de comenzar el viaje, sabía que estaban allí todos esperando mi llegada, cuando sentí el pegar de las llantas con el suelo de mi tierra fue algo impresionante, había cumplido mi sueño, fuí capaz de hacerlo...era increible, no reaccionaba, sentía un absurdo miedo de salir y ver de nuevo mi mundo, emocionado de ver a mi familia de nuevo, de haber regresado a mi país finalmente, después de trece horas de vuelo y de espera en aeropuertos había llegado a mi pueblito Rionegro, con los sellos de 7 países en mi pasaporte después de más de 18.000 km de andanzas e historias y con un nuevo aire y actitud frente a la vida; los trámites de migración y aduana no tardaron y cuando salí...eso le pertenece a la siguiente historia que separé exclusivamente para eso.
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